viernes, 31 de enero de 2020

San Valentín

Amor mío, todo parece un sueño... Ayer, te acercabas a mí, tímidamente y con una sonrisa que me derritió el corazón, me saludaste, te presentaste a mí. Te miré a los ojos sorprendida  y mi corazón latió, reconoció el tuyo solo clavar mi mirada en ti.Te sentaste a mi lado y agarraste mi mano... Y no la volviste a soltar.
Amor, agarraste mi mano, mi cintura y me llevaste contigo, día a día, acompañaste mi camino, así juntos, recorrimos el tiempo hasta hoy, en nuestro camino pasamos baches pero cariño mío, de todos salimos.
Hemos formado una familia, criada en nuestro amor, tenemos unos hijos y nietos maravillosos y pronto llegará otra bendición, nuestra primera biznieta.
Amor mío, te amo como el primer día, mi corazón late con fuerza cuando te acercas, te miro embelesada, y solo sé que nuestro amor seguirá más allá cuando en la tierra finalice.
Amor, hoy San Valentín, para nosotros no solo es hoy, son todos los días. Yo renuevo los votos con un nuevo amanecer a tu lado, acompañándote y amándote.
Te quiero.


Jamás olvidaré

Hay recuerdos que no voy a borrar, personas que no voy a olvidar.
Hay aromas que me quiero llevar y silencios que prefiero callar.
Personas que dejan huella en tu corazón, almas gemelas que se encuentran y rozan sus manos, que se miran y se entienden sin hablar.
Sentimientos que recorren la piel y por las venas bombean su nombre.
Jamás se borrará  tu huella, jamás el sentimiento porque allá donde vayas, mi alma está contigo.

Caminando cada mañana

Me despierto en las mañanas, solo, ojeroso y sin reconocer la imagen que devuelve el espejo. Me aseo, como algo y salgo a la calle en busca de tu recuerdo. Voy a aquel callejón y sigo calle arriba, giro a la derecha para sentarme en el banco del parque donde, cogidos de la mano y nos contábamos nuestras cosas del día. Miro alrededor y veo cómo juegan los niños, alguna mamá regañando a su pequeño, matrimonios paseando, y más allá, casi escondidos, dos enamorados. Sonrío. Me levanto y prosigo mi camino.
Arrastro mis pies como si cadenas llevara. Siento mi cuerpo pesado, noto cómo se va mi vida y no puedo más. Cojo el camino que me lleva hast donde reposasRetiro las flores secas, limpio el polvo y deposito unas rosas rojas que cogí en el camino. Con esfuerzo me arrodillo y beso tu foto, te hablo como todos los días. Siempre me escuchas, tus ojos parecen mirarme y los beso suavemente. Pero hoy es distinto, me siento más cerca de ti, noto esa paz que anhelaba  tanto. Y de pronto, una mano se posa en mi hombro, me giro y mis ojos se abren ante la sorpresa de verte aquí, a mi lado. Me das la mano, me levanto y me abrazo a ti. Me giro y veo mi cuerpo recostado en tu tumba, sin vida.

¡Has venido a por mí! Te beso y nos vamos felices, juntos para siempre. 



jueves, 30 de enero de 2020

Ecos

Ecos de los primero murmuros nacidos de un corazón, que forman una corriente llena de dulces palabras que colman de paz mi alma.
Aquellas palabras que sonaban a dulces melodías que alegraban mi vida, una vida que venía atormentada por los engaños sufridos.
Aquellas palabras que comenzaron con un simple saludo para pasar a largas conversaciones, a sonrisas al escuchar tu voz, al deseo anhelante de aquella llamada que era un bálsamo de paz para mí.
Los días formaron semanas, estas pasaron a meses con una sola misión, la del sentimiento del amor. Y así, terminamos enamorados, unidos por un hilo de voz en la distancia, que acortamos buscándonos y encontrarnos en aquella estación. Aquel día nuestras miradas se encontraron, sonriendo nos unimos en un abrazo culminado en un beso tan deseado que dejó de existir todo aquello que nos rodeaba.
Abrazados nos fuimos por aquellas calles y de tu boca solo salía: qué bella eras.
Te parabas y me mirabas, me sonreías y no te podías creer lo que estaba pasando, que te sucediera a ti.
Más no eras solo tú, porque yo también lo pensaba. No olvido tu mirada al verme por primera vez, ni tu sonrisa ni la felicidad que desprendías y eso, te lo provocaba yo.
Y así pasaron los días, las semanas, los meses que han dado años, y seguimos juntos en ese camino que iniciamos, en ese querer que anhelábamos y por fin encontramos. Cultivando un amor con sus caricias, sus ternuras, su pasión, envuelta en unos brazos en la calidez de la noche y en el dulce despertar de las mañanas, sintiéndote a mi lado, en el beso de buenos días, en tu susurro en mi oído proclamando tu amor.
Late mi corazón y bombea sangre que recorre velozmente mis venas, mi respiración se agita, mi piel se eriza ante tu cercanía, tus caricias me descontrolan y me dejo caer en la agonía del placer.
Así son nuestros días, con sus más y menos pero llenos de amor, fieles a nuestro corazón, a la paz que nos envuelve, a mi sentir por ti, al vivir día a día disfrutando de tu compañía, a ese sentimiento que se apodera de mí para gritarle al viento cuanto te quiero.



¡Por favor, para!

¡Por favor, para! Porqué me atormentas, porqué me acosas así, qué te hice yo para que tenga que sufrir tus agravios.
He hecho todo lo que me pedías, dejé de visitar a mis padres, de ver a mis amigos, ya no visto como antes, cubro mi cuerpo de tal manera que no se vea mi piel. No hablo con los compañeros de trabajo, voy y vengo del trabajo sin hacer paradas. Y hoy dejé mi trabajo como tú querías.
Dices que me amas, que haces todo esto por mi bien, que soy lo más importante de tu vida y tus palizas son por amor.
Me mantienes encerrada en esta habitación y tus gritos me acosan incluso cuando tú no estás. Me tapo los oídos para dejar de oírlos y nada impide que taladren mi cerebro: "Te quiero, perra, perdóname, ¿por qué lo miras?, zorra, te amo, eres mía, no te pongas eso, no salgas, eres un cielo, burra, esto sabe asqueroso, eres tonta, lo siento, fuera, me das asco, no quería pegarte..."
Siento pánico cuando te oigo abrir la puerta y no puedo huir, no me puedo esconder porque me encontrarás y volverás a pegarme.
¿Quién soy? Ya no me acuerdo. Sé que algún día yo sonreía, era feliz, me sentía protegida en mi hogar, tenía el cariño de mis padres y el afecto de mis amigos, pero todo eso parece tan irreal, un sueño que tuve una vez.
Siento que me muero, mi cuerpo está dolorido por los golpes que él me da, las heridas cicatrizan unas sobre otras y no hay espejo que sostenga mi mirada porque esa ya no soy yo.
¿Cómo he llegado a esto, cómo nadie me busca ni nadie me ayuda? Estoy sola ante este animal que un día prometió darme la luna y hoy solo me hace ver estrellas.
Grito y grito. ¿Es que nadie me oye a través de estos muros? Lloro desconsolada y atemorizada ante su presencia. Tengo miedo de que un día, en una de sus palizas acabe con mi vida.
Nadie oye mis gritos, nadie me auxilia, nadie me recuerda. Y aquí sigo atormentada por las palabras de desprecio de aquel que un día me dijo que me amaba.


a través de estos muros, lloro desconsolada y atemorizada ante su presencia. Tengo miedo de que un día, en una de sus palizas acabe con mi vida.
Nadie oye mis gritos, nadie me auxilia, nadie me recuerda y aquí sigo atormentada por tus palabras que me enloquecen en mi soledad, de aquel que un día me dijo que me amaba.


miércoles, 29 de enero de 2020

El sentir de un amor salvaje

Un amor salvaje corre cual caballo libre a la orilla del mar. Siento la fuerza del galope de mi corazón trotando por la playa junto a mi amor.
Y yo corro velozmente, cruzando el viento sin mirar atrás, para seguirte allá donde estés. Ya no hay un ayer, solo tengo el presente que me has otorgado para vivir a tu lado. Ya no hay penas, ni dolores, han desaparecido desde que estás a mi lado. Como un gran corcel acudiste a mi rescate, alejándome de una manada que me tenía menospreciada. Un número, un hueco, una existencia sin estar, ese era mi destino allí, sin voz ni voto, sin poder protestar, rechazada y desprotegida de los míos. Eso era yo, eso me hacían sentir.
Te mezclaste en el grupo, observándome, y descubriste lo que ocultaba bajo mi piel. Tus palabras son bálsamo que sana mi alma. ¡Qué decirte que ya no sepas! Siento una fuerza en mi interior que desconocía, siento esperanza, paz y alegría. Has hecho de mi otra mujer. Ahora soy fuerte y luchadora, llena de amor y pasión. Me haces libre. Ya nada me puede detener. Te amo y me quiero.
Corro contigo buscando nuevos amaneceres, nuevas vivencias que nos unen más y más. Duermo bajo nuestro techo, sintiendo tu cuerpo protector tendido junto al mío. Y con los primeros rayos de sol abro los ojos, te miro y mi corazón se llena de amor. Con desbordada ternura me abrazo a ti para no soltarme jamás, deseando que esto no acabe y perdure en la plenitud del ahora.



Y los caminos se cruzaron

Por fin los caminos se cruzaron tras un fin de penalidades, como una rueda de la vida que gira en circulo hasta que un destello cambia esa dirección y el camino se abre saliendo de aquella misma rodada. Y de pronto, esos hilos del universo empiezan a enlazarse, haciendo que se acerquen, hasta que se encuentren de frente y sus ojos se abrirán y caerá el velo que los cubre. Y verán los colores que les rodean, se mirarán así mismos, dándose cuenta en ese instante de su existencia.
Sus miradas se cruzarán provocando destellos, y de pronto, surgirá un lenguaje entre ellos que nadie más entenderá.
Alzarán sus manos para tocar sus rostros, sus cuerpos se unirán para envolverse en un abrazo y oirán sus corazones latir una música de amor.


Absorberán el aroma de cada tramo de su piel, impregnando su cerebro dejando su huella que los identificarán por muy ocultos o camuflados que estén.
Sus miradas al pasado se irán borrando según sus pasos juntos los llevan por un camino lleno de remansos, donde la paz, la armonía, el amor llenan sus vidas.
Hermosas sendas se abrirán a su paso llenas de vivencias que eliminará el pasado y nuevas ilusiones nacerán como los primeros rayos de sol al amanecer.
Acompañados de una aura llena de color variante a sus sentimientos, cuya intensidad se incrementa en proporción a sus latidos. Una magia envolvente ajena a lo que les rodea, quizás concedida por ese dios en el que todos creen o esa fuerza del destino que los unió en su caminar.
Miradas hacia el futuro inmerso en un presente de amor, protegido por esa necesidad anhelante que tanto persiguieron, llena de sueños que se cumplen en la esperanza de ese nuevo amor encontrado.
Y en su lucha, una promesa, un juramento de unión que los acompañará el resto de sus vidas, sus corazones en un mismo latir, sus manos entrelazadas y una misma dirección llena de paz, armonía, comprensión, amistad, amor.
Ya no hay pasado, solo presente cargado de amor y un futuro lleno de color, de esperanza e ilusión. Un despertar tras otro con un beso, una caricia, una sonrisa y la ilusión de otro día de vida junto al ser amado.
Y al final, con tan poca cosa, tendrán un tesoro: el amor.

martes, 28 de enero de 2020

Y al final...

El paso del tiempo va dejando surcos en la piel, unos van más profundos que otros. Nuestro cabello encanece y cae. No hay manera de detener la flecha del tiempo.
Echas la mirada atrás y recuerdas vivencias: unas son alegres, otras muy tristes, hay enojos, hay soledad...
Mi vida ha sido una lucha continua desde la niñez, aunque éramos pobres fuimos ricos en otras cosas que no todo el mundo tiene. Alterné trabajo y estudio, me enamoré, no una, sino varias veces. Con una llegué a la locura cuando me abandonó. Y caí en los brazos de otra mujer creyendo ser feliz, pero la desdicha nos persiguió con la pérdida de nuestros pequeños amores. Luché contra el dolor trabajando duramente y el tiempo nos mostró nuestro verdadero rostro.
Me fui, viajé mundo adelante, siempre trabajando. Tuve grandes amigos que se han ido quedando por el camino. Y fueron pasando los años. Regresé a una casa que ya no tenía, siendo la soledad mi compañía. Pero el amor llamó de nuevo a mi puerta. Inseguro, al principio cedì mis sentimientos y volví a ser feliz durante un tiempo. Pero cruelmente el destino me volvió a negar la felicidad. Nuestros caminos se volvieron a separar.
Sigo caminando envuelto en la soledad y resignado a ella. Me miro en el espejo y ya no queda nada de aquel joven apuesto, pero sí tengo conmigo la enfermedad. Me deterioro, los años no perdonan. Intento sobrevivir en este mundo tan vacío de sentimientos, tan egoísta y frívolo.
Salgo a pasear diariamente y me encuentro con conocidos, que también viven en soledad, o que en sus últimos días son rescatados de sus residencias para mantener con sus pensiones a los hijos que se han quedado sin empleo. Y lo que es peor, algunos malos hijos los mantienen de esclavos de sus nietos y de un hogar desunido. Mi corazón herido sufre.
Un día me enseñaron el mundo del Internet. Esas redes sociales a las que nos conectamos como al aire que respiramos. Y conocí un mundo nuevo, un ir y venir de gente. Asombrado ante una sociedad de mujeres diferentes a las que antes conocí: tan liberales, tan decididas, tan abiertas a amarte sin conocerte. ¡Cuánta locura hallé!
Y entre toda aquella locura surgió ella, mi ángel guardián: la mujer que me abrió los ojos a un nuevo amor, a sentimientos que desconocía y a una pasión infinita. Ella curó mi corazón roto, me devolvió la vida, me hace sentir bien, joven otra vez, aunque me pesen los años. Ella sigue mis pasos, me tiende su mano cuando lo necesito, me envuelve en su manto de amor y cariño. Por ella he vuelto a nacer.
Disfruto cada minuto de la vida que tenemos juntos, porque no puedo permitir desaprovecharlo, porque el tiempo es lo que nos falta, porque ella llegó al final de mi etapa. La miro cuando duerme, incrédulo de la suerte que he tenido. Contempo su rostro y siento paz en mi interior. No imagino un mundo sin ella. 
Le pido a Dios que me deje disfrutar más tiempo a su lado, que no me lleve todavía. Y cuando llegue mi hora quiero irme entre sus brazos, envuelto en paz y amor, cubierto con sus besos.




El dolor

El dolor forma parte de mi vida, no me puedo deshacer de él, se ha adueñado de mi cuerpo y ambos formamos un solo ser.
No soy dueño de mi cuerpo, ya no hay fuerza en él, me siento un extraño dentro de mi mismo.
Recuerdo una vida llena de actividad, energía, un yo todopoderoso que se comía el mundo, un trotamundos, un soñador. No importaban las estrecheces que pasaba porque siempre salía adelante.
En el amor sufrí el dolor de la traición y mi futuro se presentaba desalentador, la suerte me castigo con la enfermedad. Los años me están machacando y voy deteriorándome, los médicos son mis nuevos amigos y las pruebas experimentales, mi compañía. Unos días lloro por la impotencia que siento de ya no ser yo, impotencia de no controlar el dolor, de no poder caminar. Añoro aquellos largos paseos y las carreras por la playa, el cargar con las bolsas de la compra, el vestirme yo solo.
No entiendo por qué me tiene que suceder a mí. Veo a otros mayores que yo que tienen una vida tan normal y jovial, y les tengo envidia.
No entiendo esta vida que parece castigar a los que han sufrido, no entiendo a la enfermedad, no entiendo el porqué estoy encerrado dentro de mí. 
La medicina avanza pero lo lo suficiente, el dolor me come y si no fuera por el Ángel que me acompaña, ya habría dejado de existir. Sus besos son mi medicina, su cariño me cura el alma, su devoción por mí es infinita, la amo con locura. Ella hace que mi dolor sea soportable.



lunes, 27 de enero de 2020

Surcando mares

He surcado mares, me fui lejos de mi hogar. He visto lugares tenebrosos y fríos, y siempre he sentido la misma soledad en mi corazón. La soledad que me acompaña.
Salí huyendo porque mi vida se desarrollaba en una mazmorra llena de normas y pesadas leyes. Era controlada a cada paso, acorralada en cada movimiento. No importaba a qué lado dirigiese mi mirada, incluso con los ojos cerrados, notaba reproches quemantes sobre mi piel, que me ahogaban hasta el punto de desfallecer.
Un día escapé con todo el valor que pude acumular, huí sin mirar hacia atrás, corrí y corrí sin pensar que me podía deparar el futuro, solo necesitaba alejarme de aquel entorno asfixiante.
Me perseguían los miedos y me fallaban las fuerzas, a veces, hasta el punto de regresar.
Comprobé que tampoco había bondades fuera de aquel mundo, que tenía que enfrentarme a muchos problemas y sobrevivir a peligros que en apariencia eran cosas tan dulces que atraían hasta que quedar bajo su poder, cosas que esclavizaban hasta llevar a una muerte segura si no reaccionabas y escapabas de allí.
Descubrí gente oscura, maliciosa, tirana, personajes de corazón frío, que me hicieron llorar, llevándome al límite de mis fuerzas.
También me encontré bellos corazones que me llenaron de paz, que amortiguaron mis golpes, que me acompañaron en mi camino a la libertad.
Mi huida me llevó a conocer lo que el mundo ofrecía, a escapar de una vida controlada para ser mi única dueña. He llorado, he deseado la muerte...,desaparecer. Todo ello debido al agotamiento que me producían los chupasangres que absorbían mi energía.
Ahora he llegado al paraíso, donde la calma me acompaña, donde los rayos del sol me acarician y los de la Luna me envuelven.  Solo he de mirar al horizonte para que todas mis heridas curen.


Notas en la noche

Sonaba un violín en la noche. La dama deslizaba el arco por las cuerdas y las arrancaba una dulce nana que llenaba la estancia.
La letra surgía de su corazón enamorado.Su esposo y su hijo llenaban su vida. El amor que por ellos sentía hacía brotar la magia.
La Luna, que la oyó, se acercó a su ventana y capturó la imagen del padre mientras acunaba al pequeño. La Luna se mecía al son de la nana. Las luciérnagas emitían su luz como estrellas. Todo giraba en torno a la melodía. Y desde el mar las olas quisieron mezclarse en la nana. En la lejanía una sirena también cantaba. El niño dormía en brazos de su padre. El violín y la voz de su madre, lo envolvían en un dulce sueño. La Luna, embelesada, rogaba al día que no llegara, pues no quería que la canción acabara. 


Sueños infinitos


Sueños infinitos acompañaron mi vida desde mi más tierna niñez, hasta donde alcanzan mis recuerdos.
Noche tras noche viajaba en el tiempo surcando los cielos para llegar a las estrellas. Mi cuerpo volaba ligero como una pluma, mecida en el viento que me arrastraba de un lugar a otro con tal delicadeza como caricias que rozaban mi piel. Mis brazos extendidos para llegar a cada estrella para alcanzarlas con mis dedos. A su tacto sentimientos recorrían mi cuerpo, iluminando mis ojos para llenarlos de fantasía. Príncipes y princesas, heroínas y soñadoras, cada estrella era una aventura.
El día se hacía largo esperando la noche, ya más mayor, trepaba a mi árbol testigo de la magia que transcurría diariamente, guardando mi secreto. Sentada en las ramas alzaba las manos al cielo cerrando losa ojos y una nueva estrella se acurrucaba en mis manos, la acercaba a mi cara mientras la acariciaba y le susurraba dulces palabras, más ella me devolvía mis mimos con una nueva aventura. La noche avanzaba mientras yo soñaba dentro de aquella estrella, era tan feliz que cada vez me parecía más corta a la anterior.
Y así han pasado los años guardando cada aventura en una estrella y miro al infinito sonriendo porque no tienen fin Tantos sueños encerrados en ellas y todos para vivir una y otra vez, solo cerrando mis ojos pensando en el sueño deseado y acercarse mi lucero para entrar en mi mundo.
Hoy soy mayor pero mi ilusión se mantiene, al igual que la magia que me acompaña
Hoy compartiré mi secreto con mi pequeña, viajaré con ella para que pueda disfrutar como yo lo hice, la guiaré hasta que ella lo haga sola y empiece a crear sus mundos de sueños y viaje a través de las estrellas, sabiendo que yo estuve allí y cuando no esté porque me haya ido, pueda encontrarme para poder sentir mi amor en cada estrella compartida y mi recuerdo perdure en ella Y cuando ella crezca y tenga su familia siga con la tradición, con nuestra magia infinita.
Mi cuerpo desaparecerá pero mis sueños permanecerán.




viernes, 24 de enero de 2020

Bajo el cielo estrellado

Buscaban constelaciones sin atreverse a decir lo que sentían el uno por el otro: aquella timidez del primer amor, cuando los corazones corren alocadamente y las almas viajan unidas para encontrarse de frente.
De pronto, las estrellas dejaron de brillar, perdieron su atractivo porque ahora son ellos quienes iluminan su rincón. No existía oscuridad ni frío, sólo amor.
Al paso de una estrella fugaz, los amigos se unieron en un abrazo y sus labios en un primer beso. Se soltaron, sorprendidos de su atrevimiento, mas miradas, ruborizados, dándose cuenta de que sus manos seguían unidas.
De sus labios brotó un te quiero, correspondido con un segundo beso amoroso y enriquecedor. Se abrazaron, mirando al cielo, esperando encontrar otra estrella fugaz, para desear que la noche no tuviera final.
Miles de estrellas iluminaban el cielo, haciendo su noche especial.


Mi perfume

Nunca imaginé poder sentir como lo hago contigo, cómo has conseguido penetrar en mi piel. Te has convertido en mi aroma preferido, que guardo en un frasco lleno de ti. Cuando lo abro me embargan montones de sensaciones, cierro mis ojos y estás aquí.
Aspiro profundamente tu olor y cierro el frasco rápidamente para que no te evapores, para poder disfrutarte. Mis sentidos vibran al sentirte, noto la paz que siento a tu lado, como tus caricias recorren mi piel, tus cálidos besos en mis labios y tus palabras en mi oído.
Cuando no estás y siento que me pierdo, lo abro de nuevo para sentir tu fragancia. Temo perderte porque jamás tuve algo así. ¡Tantos años buscando, tanto mundo recorrido y ahora te encontré!
Tanto te amo, no hay palabras suficientes para describir tan hermoso sentimiento. Te miro y mi corazón late tan fuerte que parece que se va a escapar de mi pecho. Y agradezco la bendición que se me ha concedido.
Y guardo el frasco como un gran tesoro, porque en él está su esencia.


jueves, 23 de enero de 2020

Me abrazo a ti




Me abrazo a ti, mi amigo fiel, te susurraré al oído mis tormentosos sueños, mis pesadillas diurnas ... Abrazada a ti, te contaré mis mayores secretos, y sé que me escucharás. Mis labios se moverán y ambos sabremos los secretos que cuentan. Mi corazón se irá acoplando al tuyo, mientras mi cuerpo se apoya en ti. Acariciaré tu lomo y mi rostro se irá serenando para adquirir una sonrisa, un brillo en la mirada.

Subiré sobre tí y juntos cabalgaremos libres, siguiendo la línea del horizonte sin mirar atrás, dejando los malos sueños y en busca de la felicidad. Aunque, mi querido amigo, la felicidad está en nosotros.
¡Viajemos amigo!


Un camino de rosas



Un camino de rosas, en este caso, de tulipanes rosas. Todos deseamos que en la vida nos conceda un viaje así. Pero mi gente, dicha andadura sería de lo más aburrida, qué mejor esas pequeñas piedrecitas que nos harán ver la vida real, las aventuras, experiencias que nos enriquecerán. Los caminos los labramos nosotros, con sus más y sus menos, y recordad ni todo es negro ni todo blanco, hay infinidad de colores a la vista.


Recuerdos




Hay recuerdos que no voy a borrar,personas que no voy a olvidar.
Hay aromas que me quiero llevar y silencios que prefiero callar.
Personas que dejan huella en tu corazón, almas gemelas que se encuentran y rozan sus manos, que se miran y se entienden sin hablar.
Sentimientos que recorren la piel y por las venas bombean su nombre.
Jamás se borrará tu huella, jamás el sentimiento, porque allá donde vayas, mi alma está contigo.


Quisiera




Quisiera ser ave para volar junto a ti, poder acariciarte con mis alas y envolverte en ellas, arrimar tu cabeza en mi pecho, dándote calor, y junto a mis latidos yo te meceré hasta que duermas, aliviando tu dolor.
Volaré tan alto, tan lejos, tanto como necesite hasta llegar a ti. Seré tu ángel de la guarda de por vida y te reconfortaré, no dejaré que sufras más.
Con mis alas te protegeré, te cuidaré y allá donde estés, tu ángel velará por ti.


Otro San Valentín



Amor mío, todo parece un sueño... Ayer te acercabas a mí tímidamente, con una sonrisa que me derritió el corazón. Me saludaste, te presentaste a mí. Te miré a los ojos sorprendida y mi corazón reconoció al tuyo. Te sentaste a mi lado y agarraste mi mano para no volverla a soltar.

Amor, agarraste mi mano, mi cintura y me llevaste contigo. Día a día caminamos juntos, recorriendo el tiempo hasta hoy. En nuestro camino pasamos baches pero, cariño mío, de todos hemos salido. 
Hemos formado una familia, criada en nuestro amor. Tenemos hijos y nietos maravillosos, y pronto llegará otra bendición: nuestra primera biznieta.
Amor mío, te amo como el primer día, mi corazón late con fuerza cuando te acercas. Te miro embelesada. Y sé que nuestro amor seguirá más allá, cuando en la tierra finalice.
Amor, hoy San Valentín, pero para nosotros no solo es hoy, son todos los días. Yo renuevo los votos con cada nuevo amanecer a tu lado, acompañándote y amándote. Te quiero


Bajo una misma luna



Bajo una misma luna y en la distancia, los enamorados se buscaban. El amor había llamado a sus puertas, derribando muros que se habían levantado, haciendo fluir la sangre por esas venas adormecidas. Sus corazones volvieron a latir, despertando de un letargo del cual, ambos estuvieron prisioneros.
La luna testigo de su amor y confesiones, los veía día a día, como iba creciendo ese sentimiento pero se ponía triste porque ambos no podían estar juntos. Y con su magia, decidió una noche que ellos se pudieran encontrar. Y así fue como la luna ayudó a los amantes, con su guiño especial, los consiguió reunir, y como no, en una noche de luna llena, la más hermosa que les pudo dar y fue testigo del amor, se abrazaron, se besaron, y en esa noche maravillosa, se dejaron llevar, y hasta hoy, ahí siguen los enamorados amándose, queriéndose, profesándose ese amor con el testigo de la luna que los unió.


A la luz de las velas




A la luz de las velas, los amantes se reunieron. La atmósfera cargada de amor, romanticismo hacía augurar una noche muy sensual. 
Se abrazaron, acariciando sus cuerpos por encima de sus prendas mientras se besaban dulcemente. Sus prendas, una a una, se fueron cayendo al suelo, mientras su pasión subía, sus besos más ardientes, su pasión en aumento. Agarrados de la mano se tumbaron sobre una manta y siguieron besándose, acariciando sus cuerpos, el fuego entre ambos se desataba, su amor incontenible, que pasaron a ser solo uno.
A la luz de las velas, se amaron, se entregaron uno al otro, el mundo exterior no existía para ellos, solo eran dos amantes en la noche, entregándose al amor.
Y sus cuerpos yacieron juntos, abrazados, hasta el amanecer, donde el amor volvería a ser pasión.


Cuando llega la noche

Llegaba la noche y, como siempre, ella esperaba perderse en su mundo de sueños. Se acostaba y dejaba volar su imaginación: unas veces se veía paseando por la playa de una isla exótica, agarrada de la mano de su amor, ellos solos, nadie más, donde darían rienda suelta a su pasión, amándose en la arena, en el agua ... Otras veces, viajaba en busca de su amado, nerviosa, feliz, deseando detener el tiempo para  poder disfrutar cada segundo de su pasión.
Siempre era igual, una misma meta: el amor, sentimiento que apareció en su vida cuando él llegó. Sus corazones latían al unísono, sus ojos se decían todo sin necesidad de palabras. Surgió de la nada, una noche en que la Luna brilló con magia.
Y todo dejó de ser un sueño para hacerse realidad.


Sueños diarios

Sueño día tras día con tu amor. Me pierdo en paisajes de ensueño, pensando en los dos caminando por la vida, disfrutando los momentos, viviendo con pasión.
Sueño detener el tiempo o adelantarlo, según la situación, pedirle al genio de la lámpara que me de ese don.
Sueño con una vida llena de felicidad, junto a los que amo, donde los días sean eternos y puedas disfrutar.
Sueño con besos, caricias, con el respeto, con el don que todos tenemos para dar la felicidad a otro.
Sueño estar entre tus brazos para perderme en ellos, olvidarme del mundo y sentir tu corazón.
Sueño con esos momentos que tenemos, esa complicidad, ese querer.
Sueño, sueño y sueño que el sueño se haga realidad.


Caminando en soledad




En la noche, a la luz de la luna, caminaba por la orilla de la playa, en esa soledad mis pensamientos acompañaban mis pasos y mis miradas se perdían en la lejanía, y junto con mis pisadas, los latidos de un corazón enamorado. Emociones que asomaban y recorrían mi piel, envolviéndome y meciéndome en ellas. 
Estaba en la arena pero mi corazón estaba lejos, viajando en busca de mi amado, para encontrarlo y mecerme en sus brazos, sentir la calidez de sus labios, sus caricias sobre mi piel, nuestros latidos cantando nuestra canción, la de unos enamorados que se encuentran en un viaje juntos. 
Bajo la luna, testigo del amor, caminaba lentamente, me abrazaba para contener ese sentimiento que no cesaba de salir, buscando esa liberación y poder entregarla al dueño de su alma, que había robado su corazón. 
Mis pensamientos viajaban en la distancia, acercándose a él, los ecos de nuestros latidos tocaban la misma canción, y en la noche, nuestras mentes conectaban por nuestro querer. 
Mirando a la misma luna pero a kilómetros de distancia, brotaba de nuestros labios un te quiero y un pronto llegaré.


Mis ojos te buscaban




Mis ojos te buscaban en la noche, cuando llegaba la calma, pues, el ajetreo del día los mantenía ocupados. El día buscando tus mensajes y la noche para perderme en ellos. 
Mi mirada se perdía en la lejanía, con recuerdos y anhelos, unos ojos que lo decían todo.
Cuando mis ojos se clavan en ti, brillan como dos soles, enamorados, chispeantes, observándote, acariciándote con esa mirada, no hay otra imagen en sus retinas que las tuyas.
Unos ojos que lo dicen todo, que no saben ocultar lo que sienten, el reflejo de la luz de la luna, que hechizo sus miradas, al igual que sus corazones, ambos se buscan para perderse en su destino, el de caminar juntos en esta vida.


Anhelos




Anhelo esas caricias que rozan mi piel erizándola, recorriendo mi cuerpo, esos besos con ternura y pasión en los que nos envolvemos, las miradas de complicidad, esa sonrisa que ilumina mi corazón y me dejan desprotegida, sucumbiendo al amor, susurros mientras nos amamos, entregándonos a la pasión.
Anhelo tu risa, tu canción, tu voz que envuelven mi alma, y acompañan en mis sueños, tú y yo, amor y pasión en la noche, solos los dos, buscándonos hasta encontrarnos en un infinito abrazo, corazón con corazón, dando paso a la pasión.
Anhelo perderme en tus brazos, vida mía, al cariño y al amor, olvidarme del mundo y sentir la pasión de nuestros cuerpos, la fuerza del amor. Tus brazos son mi fortaleza, tus besos mi pasión, tu sonrisa mi alegría y yo te digo, vida mía, tuya soy.


Extiendo mis hojas



Al cielo extiendo mis hojas, buscando la calidez de los rayos de sol que iluminan mis días en este camino. Siento la vida correr por mi tallo. Esos rayos que hacen cambiar mi aspecto, haciéndome más hermosa según el momento y etapa de mi vida. En la noche la Luna me cobija en su luz y la brisa me acuna, meciéndome bajo las estrellas que iluminan mi vida. Día y noche, el sol y las estrellas me miman, me cuidan, haciéndome sentir hermosa hasta el fin de mis días.


Haciendo camino

Desde el inicio de nuestras vidas se nos marca un camino a seguir, nos educan con unos ideales, unas costumbres, nos dirigen hacia dónde ir. Paso a paso, en nuestra primera etapa somos llevados de la mano, corrigiendo nuestros errores, protegiéndonos de las caídas. 
Y según avanzamos, el camino empieza a hacerse nuestro y toma otras formas: unas veces irá cuesta arriba, otras hacia abajo.
 Los zarzales se cortan, las piedras se apartan, las malas hierbas se arrancan, las cuestas se suavizan, las zanjas se saltan, los obstáculos se derriban. El tiempo que ha llevado allanarlo harán a la persona más fuerte.
El sendero se enriquece con el esfuerzo personal. Es único para la persona que lo moldea a su gusto. Cada uno siembra sus propias rosas y cada cual labra su destino.



Buscaba la soledad

Sentada a la orilla del mar bajo las estrellas curiosas, buscaba la soledad de la noche para hablar con su querida Luna. Le contaba sus secretos. Ella la escuchaba atentamente, sonreía viendo su felicidad, mientras desgranaba las experiencias del día, sus idas y venidas, sola o acompañada.
A veces, su querida Luna la observaba. Otras, le hablaba y le sonreía. La luz de su magia la había tocado y quiso recompensarla por sus penas y luchas. Ella se acercó para acompañarla, para seguir una senda. Ella le decìa: "¡Ánimo, dulce niña!, no todo van a ser penurias. Tú corazón es fuerte, toda tú lo eres. ¡Déjame que te toque!, ya es tu hor, dulce niña"
¡Ay!, mi querida Luna, siempre atenta a mi, te quiero. Eres mi consuelo y mi alegría, siempre conmigo, haciéndome compañía en las noches largas en mis sueños, en mi vida.


Al timón

Me eché a la mar con mi velero, buscando sueños, agarrada al timón, siempre mirando el horizonte. Durante el día el sol. En la noche las estrellas. Mi corazón seguía una llamada desde la lejanía, que cada vez se oía más fuerte según me acercaba. Latía más rápido, bombeando vida. Mis piernas temblaban al igual que mis manos, mi mirada se perdía a lo lejos, buscando su destino. Miles de sensaciones recorrían mi cuerpo. No estaba sola, sentía su presencia: un soplo en mi oreja, un beso en mi cuello, una caricia en mi mejilla..., y yo inclinaba mi rostro, para sentir la mano del viento. Sólo pensaba en llegar, en refugiarme en la calidez de los abrazos que me esperaban. 


Tumbada en la cama

Tumbada sobre la cama la bella joven dormía. Él se acercó silenciosamente llevando una rosa en su mano. Con delicadeza acercó la flor al rostro de la joven y acarició con ella su rostro, recorriendo sus mejillas, su ojos, sus labios...
El cosquilleo y la fragancia de los pétalos hicieron que ella despertara. Abrió los ojos lentamente. Una dulce sonrisa iluminó su rostro al comprobar que él había vuelto a su lado. 
Él se reclinó sobre ella. Se fundieron en un abrazo que estalló en deseo. El abrazo cesó para dar paso a las caricias, a los besos en los rostros humedecidos por lágrimas de alegría.
Tal desbordamiento de emociones culminó en una noche de amor.


Pasión




Se agarró a su cuello y le besó dulcemente en la comisura de sus labios. Él la abrazó hacía sí, la besó en su cuello y le susurró al oído dulces palabras de amor.
Sus manos recorrían su piel, acariciando cada poro, sintiendo como se estremecía a su paso. 
Sus cuerpos abrazados, envolviéndose en caricias y besos, caldeando el ambiente, respirando la pasión, dio paso a una desenfrenada y contenido pasión.
Se amaron olvidándose del exterior, sólo los dos, sus cuerpos desnudos y abrazados yacían entre las sábanas al amanecer.


Llegó el otoño

Llegó el otoño con sus nubarrones y los rayos del sol colándose entre ellos para acariciar algunas bellas hojas que en mis ramas aún se sujetaban.
Otras habían decidido caerse. Mi piel se desnudaba, día a día. El verano llegaba a su fin, había brillado con tal esplendor que creí que sería así toda la vida. Esa leve oscuridad que cubría los cielos anunciaba el frío, trayendo tristezas, aletargando mi alma dentro de un caparazón, sintiendo las noches gélidas, los vientos moviendo mis ramas desnudas, anunciando que llegará el invierno y me cubrirá de nieve.
¡Oh, verano! Me dejas, te vas, al igual que mi belleza. Pero no me ahogaré en tristezas. No, no lo haré, porque volveré a despertar, me cubriré de mis mejores hojas y brillaré mucho más. Alzaré mis ramas al cielo y volverá la vida a mí. Llegará la compañía, daré cobijo con mi sombra y protección con mi ramaje.
Otoño, no importa que me desnudes. Invierno, no importa que me duermas. Volverá la primavera a llenar de savia mis venas y el verano me dará su esencia. Renaceré, una y otra vez, con más belleza todavía.


Caminaba sola



Caminaba sola, acariciada por los rayos del sol que se colaban entre las ramas. Aquellas hojas verdes habían dado paso a los colores otoñales. 
Abrazándome a mí misma, caminaba por el sendero, meditando y sintiendo en mi piel la caricia otoñal. Evocando los recuerdos de los paseos bajo los rayos de un sol fuerte y a la sombra de frondosos árboles. Momentos de felicidad, sonrisas, abrazos y besos, junto al amor. Un camino que nos llevaba a un destino, cuyo final no se veía.
Abrazándome más fuerte y siguiendo mi camino, bajo los colores otoñales, intentaba dejar los recuerdos y levantaba mi mirada, buscando en el horizonte un nuevo sol, nuevas posibilidades.
Caminaba despacio pero con pasos firmes, dejando el pasado atrás, cicatrizando heridas abiertas en el corazón, como esas hojas que caían a mi paso cubriendo grietas como un bálsamo, para dar paso a la curación que buscaba con anhelo.
Y seguía avanzando, recorriendo aquel camino que tiempo atrás fue felicidad, sintiendo pinchazos en el pecho recordándolo, para luego sacudir la cabeza y apartarlo de mí. El destino jugó conmigo, mas no consiguió que dejara de ver la belleza que me acompañaba en el camino. Los cálidos rayos acariciaban mi rostro levantando mi barbilla, rozando mis labios e iluminándome las mejillas. Seguí floreciendo, tenía todo un mundo por conquistar.


Cogí mi mochila

Cogí mi mochila y empecé mi camino, quería perderme por el paraje, sola. Y así llegué aquí. Caminos de montaña, estrechos y con barrancos como había sido mi vida, todo parecía malo, todo complicado, siempre problemas, negatividad. Pero te das cuenta que en este camino, tan atravesado, miras a tu alrededor y ves la naturaleza tan verde, tan viva que tus dolores, tus penas, se diluyen. Miras con ojos maravillados la vida que prosigue abriéndose camino en los lugares más difíciles, y te das cuenta que hasta en el borde del abismo nace un nuevo árbol.
Así es la vida: una eterna lucha de supervivencia, donde sólo tú y tu forma de apreciar las cosas, harás de ella una continua aventura, acompañados o solos, pero apreciando todo lo bueno que tenemos, viviendo el ahora.
Abre los ojos, mira más allá, y comprenderás que no todo son problemas. Casi todo en la vida tiene solución. No seas negativo, porque en las pequeñas cosas cotidianas podemos encontrarnos los mejores placeres.
Vivamos el día a día, dejémonos acariciar por la naturaleza, pues en lo más auténtico florece la mayor de las bellezas.