Un amor salvaje corre cual caballo libre a la orilla del mar. Siento la fuerza del galope de mi corazón trotando por la playa junto a mi amor.
Y yo corro velozmente, cruzando el viento sin mirar atrás, para seguirte allá donde estés. Ya no hay un ayer, solo tengo el presente que me has otorgado para vivir a tu lado. Ya no hay penas, ni dolores, han desaparecido desde que estás a mi lado. Como un gran corcel acudiste a mi rescate, alejándome de una manada que me tenía menospreciada. Un número, un hueco, una existencia sin estar, ese era mi destino allí, sin voz ni voto, sin poder protestar, rechazada y desprotegida de los míos. Eso era yo, eso me hacían sentir.
Te mezclaste en el grupo, observándome, y descubriste lo que ocultaba bajo mi piel. Tus palabras son bálsamo que sana mi alma. ¡Qué decirte que ya no sepas! Siento una fuerza en mi interior que desconocía, siento esperanza, paz y alegría. Has hecho de mi otra mujer. Ahora soy fuerte y luchadora, llena de amor y pasión. Me haces libre. Ya nada me puede detener. Te amo y me quiero.
Corro contigo buscando nuevos amaneceres, nuevas vivencias que nos unen más y más. Duermo bajo nuestro techo, sintiendo tu cuerpo protector tendido junto al mío. Y con los primeros rayos de sol abro los ojos, te miro y mi corazón se llena de amor. Con desbordada ternura me abrazo a ti para no soltarme jamás, deseando que esto no acabe y perdure en la plenitud del ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario