Cogí mi mochila y empecé mi camino, quería perderme por el paraje, sola. Y así llegué aquí. Caminos de montaña, estrechos y con barrancos como había sido mi vida, todo parecía malo, todo complicado, siempre problemas, negatividad. Pero te das cuenta que en este camino, tan atravesado, miras a tu alrededor y ves la naturaleza tan verde, tan viva que tus dolores, tus penas, se diluyen. Miras con ojos maravillados la vida que prosigue abriéndose camino en los lugares más difíciles, y te das cuenta que hasta en el borde del abismo nace un nuevo árbol.
Así es la vida: una eterna lucha de supervivencia, donde sólo tú y tu forma de apreciar las cosas, harás de ella una continua aventura, acompañados o solos, pero apreciando todo lo bueno que tenemos, viviendo el ahora.
Abre los ojos, mira más allá, y comprenderás que no todo son problemas. Casi todo en la vida tiene solución. No seas negativo, porque en las pequeñas cosas cotidianas podemos encontrarnos los mejores placeres.
Vivamos el día a día, dejémonos acariciar por la naturaleza, pues en lo más auténtico florece la mayor de las bellezas.
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