Desde el inicio de nuestras vidas se nos marca un camino a seguir, nos educan con unos ideales, unas costumbres, nos dirigen hacia dónde ir. Paso a paso, en nuestra primera etapa somos llevados de la mano, corrigiendo nuestros errores, protegiéndonos de las caídas.
Y según avanzamos, el camino empieza a hacerse nuestro y toma otras formas: unas veces irá cuesta arriba, otras hacia abajo.
Los zarzales se cortan, las piedras se apartan, las malas hierbas se arrancan, las cuestas se suavizan, las zanjas se saltan, los obstáculos se derriban. El tiempo que ha llevado allanarlo harán a la persona más fuerte.
El sendero se enriquece con el esfuerzo personal. Es único para la persona que lo moldea a su gusto. Cada uno siembra sus propias rosas y cada cual labra su destino.
Y según avanzamos, el camino empieza a hacerse nuestro y toma otras formas: unas veces irá cuesta arriba, otras hacia abajo.
Los zarzales se cortan, las piedras se apartan, las malas hierbas se arrancan, las cuestas se suavizan, las zanjas se saltan, los obstáculos se derriban. El tiempo que ha llevado allanarlo harán a la persona más fuerte.
El sendero se enriquece con el esfuerzo personal. Es único para la persona que lo moldea a su gusto. Cada uno siembra sus propias rosas y cada cual labra su destino.
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