domingo, 26 de abril de 2020

Sentada a la ventana

La Luna escucha con atención todos mis secretos, mientras ilumina todo. Se acerca más a mí, y le hablo de mi amor, del caballero que acudió a rescatarme cuando vagaba por sendas oscuras entre lloros y dolor.
Al principio sus palabras llenas de amor me iban serenando el alma. Tras meses de dura agonía, llegaron los encuentros y me protegió en sus brazos mientras secaba mis lágrimas. Me llevó de la mano y me apartó de aquel camino de espinas que había sido mi vida.
Y mi querida Luna sonríe, acariciando mi rostro con su tenue luz. Ella sabe mejor que nadie cómo eran mis noches de insomnio tan llenas de dolor. Me consoló hasta el amanecer, siendo mi compañía en aquella soledad llena de traiciones. Nunca dejó de decirme que todo cambiaría, que buscaría mejorar mi vida.
Y sí, funcionó. Ella veló por mí, socorriéndome cuando me ahogaba. Y sigue conmigo mientras le cuento que el amor cambió mi vida.
Amo a este hombre que me ha llenado de paz y me ha dado un hogar donde yo soy su reina, dándome el amor que jamás conocí. No hay deseo que no se vea cumplido, el me mima como a su niña pequeña.
Mi querida Luna, noche tras noche, nos vigilas en nuestro sueño. Eres testigo de nuestras noches ardientes. Siempre has estado para mí y por eso te quiero, bella Luna.


Autora: Olga González Sobrín

El violinista

Y con su música atraía a su lado a bellas damas que soñaban con esa melodía. 
Todo un paisaje gris se transformaba en color al son de su violín, cautivando a todo aquel que lo escuchaba.
El violín sonaba incansable, el arco acariciaba las cuerdas. El violinista mantenía su cabeza ladeada y sus ojos cerrados, todo él era armonía. 
Su cuerpo giraba en movimientos rítmicos al son de su música, la brisa llevaba las notas para arrastrar a todo ser viviente a su lado.
Todos caían hechizados bajo el poder del hombre del violín, que había detenido el tiempo en aquel lugar.


Autora: Olga González Sobrín

jueves, 23 de abril de 2020

Fantasma de otoño

Con la llegada del otoño, al atardecer ella volvía a aparecer, como una brisa repentina, arremolinando las hojas en el suelo. Su imagen fantasmal recorría los caminos donde perdió a su amor. Bajo el paraguas y con su vestimenta antigua, se había quedado presa en el tiempo y la estación.
Con su mirada perdida y cabizbaja, sobrevolando el camino, recorría siempre el mismo trayecto, siempre esperando a que algo sucediera, siempre al atardecer, año tras año, en la misma estación.
Pero un día algo ocurrió. Ante la mirada miedosa de una pareja testigo de ello se levantó un viento gélido delante de aquella Dama, y cuando se calmó apareció la figura de un hombre de ropas antiguas, que se abrazó a ella sacándola de su trance. La Dama se lanzó a sus brazos, se fundieron en uno. Levantándose el viento de nuevo, se desvanecieron.
Así acabó el pesar de aquella ánima perdida, que recorría triste los caminos. El destino los reunió para que su historia siguiera en la otra vida.


Autora: Olga González Sobrín

Bajo el paraguas iré a buscarte

Bajo el paraguas iré a buscarte, da igual donde te escondan porque mi corazón te encontrará.
Cae el agua y humedece mi ropa pero el amor que siento, lo alivia.
Día gris, calles antiguas, pero lo siento, estás cerca, cariño.
No importa que te alejen, oigo tu llamada y voy hacia ti, mi corazón me indica con sus latidos donde ir.
Amor, estoy cerca, sí, mi corazón quiere salirse de su coraza, siénteme, amor, ya estoy.
Por fin, JUNTOS, esta vez nadie podrá separarnos, te acurrucaré bajo mis brazos y nos iremos lejos de aquí.


Autora: Olga González Sobrín

martes, 21 de abril de 2020

Seré tus ojos

Seré esos ojos en el cielo que te vigilan, mientras los aullidos llenen la noche.
Seré esos ojos que te sigan y velen tu camino.
Seré esos ojos que cuidarán tus sueños y te evitarán las pesadillas.
Me reencarnaré en un lobo, en un pájaro, lo que sea necesario para protegerte.
Soy tu guardián, tu ángel, tu amor en la sombra, jamás dejaré que te hagan daño.


Autora: Olga González Sobrín

El sendero de la vida

Desde el inicio de nuestras vidas, se nos marca un camino a seguir, nos educan con unos ideales, unas costumbres, nos dirigen hacia donde ir. 
Paso a paso, en nuestra primera etapa somos llevados de la mano, corrigiendo nuestros errores, protegiéndonos de las caídas. Y según avanzamos, este camino empieza a buscar su forma, unas veces cuesta arriba, otras hacia abajo, habá momentos que se hagan hermosos senderos que nos hagan ver las cosas y sentirlas maravillosamente, aunque luego, se crucen otros, con piedras, hierbas o zarzales, no siempre permanecen así, tu actitud es la hace el cambio.
Tú y solo tú, puedes hacer tu camino de la mejor manera posible, un zarzal se corta, una piedra se quita, las hierbas se siegan, y ese sendero, se enriquecerá con tu esfuerzo, lo moldearás a tu gusto y la experiencia que te ha llevado en ese tiempo, hará de ti una persona más fuerte.


Autora: Olga González Sobrín

lunes, 20 de abril de 2020

Belleza animal

Oh, belleza animal, que con tu libertad y tu pasión, haces bailar mi corazón a tu compás.
Me muevo contigo en la distancia, siguiendo tus pasos, meciéndome entre tus brazos para ser uno.
Olas que vienen y van, nos envuelven en la noche bajo la luna que nos unió.
Sentimientos que recorren nuestra piel, acariciándonos, mimando el amor.
Cual caballo salvaje, corriendo por su libertad, nuestros corazones corren para encontrarse, galopando velozmente para acariciarse en un tierno abrazo.
Bailamos la misma canción, un único corazón, un mismo destino...el amor.


Autora: Olga González Sobrín

Bajo la luna

Sentados en la orilla bajo la hermosa luna, el murmuro del agua acompañaban la noche de confesiones.
Llegaron caminando lentamente bajo las estrellas, sus miradas se cruzaban y sus mejillas enrojecían, alargó su mano hacia la de ella y la agarró fuerte y a la vez, delicadamente. Un cosquilleo recorrió su cuerpo al contacto de sus manos, se miraron y sonrieron tímidamente, caminando bajo esa luna.
Llegaron a la orilla y él le ayudó a sentarse, se puso a su lado y agarró sus manos. 
La noche era mágica con aquella luna, y comenzó a susurrarle al oído lo que sentía por ella, su corazón latía veloz, su bella dama escuchaba, sonrojada, su corazón también galopaba veloz según fluían las palabras.
Le soltó una mano y llevó la suya a su cara, le acarició su mejilla y acercó su cara a la suya, y en aquella noche mágica, bajo aquella luna, le susurro:"TE AMO VIDA MÍA" y la besó en sus labios que fueron correspondidos.
Y en aquella noche mágica se inició la más bella historia de amor.


Autora: Olga González Sobrín

viernes, 17 de abril de 2020

Abrazados bajo el mismo paragüas

Abrazados bajo un mismo paragüas, caminaban lentamente por un sendero otoñal. 
Apoyando su cabeza sobre su hombreo y dejándole un tierno beso en su cuello, se agarraba a él suavemente mientras, la abrazaba hacia sí. 
Dulces palabras salían de sus bocas y sus corazones latían al unísono, la brisa otoñal les hacía refugiarse más en su abrazo, más calor y ternura. 
Paseando los dos iban, nadie más a su alrededor, la gente se le cruzaba pero ellos solo veían por sus ojos, el amor que se profesaban, sus miradas, sus sonrisas, una única dirección, un camino de felicidad que iniciaron que no se acabaría jamás.
Abrazados amantes que caminan por la vida, enamorados, llenos de pasión y ternura, sus corazones unidos, haciendo brillar el sol con sus miradas, un arco iris de sentimientos, una vida para vivir agarrados de sus manos frente a cualquier penuria, un amor que llena y revitalizan día a día.
Abrazados siguen su camino, con susurros al oído, besos intercalados, juntos en su destino.


Autora: Olga González Sobrín

En las horas muertas

En las horas muertas de la noche, la dama caminaba por la orilla de la playa, meditando sobre las cosas que habían acontecido en su vida.
Bajo las estrellas y la claridad de la luna, caminaba mirando atrás, sus pensamientos se perdían en aquellos momentos felices y dolorosos, sopesando las experiencias que le había dado la vida.
Pero en este presente, su corazón malherido, por fin, cerraba la puerta al pasado y mirando a la luna, cuya magia la había impregnado, sonreía, feliz, porque en la distancia, otros ojos miraban esa luna mágica que obró sobre ellos, marcando un presente y un futuro.
Y la dama con sus manos alzadas, alcanzó la luna, sosteniéndola sobre sus manos para susurrarle: "gracias por ponerlo en mi camino", acercó su labios a la luna y la besó y desde su corazón pensó:"Espero que te llegue, vida mía".
Y la dama depositó la luna en el cielo, iluminando la noche junto a las estrellas-
Y ella siguió andando por la orilla bajo la atenta mirada de la luna, hacia ese futuro que se le presentaba.


Autora: Olga González Sobrín

miércoles, 15 de abril de 2020

Se agarró a su cuello

Se agarró a su cuello y le besó dulcemente en la comisura de sus labios. 
Él la abrazó hacia sí, la besó en su cuello y le susurró al oído dulces palabras de amor.
Sus manos recorrían su piel, acariciando cada poro, sintiendo como se estremecía a su paso.
Sus cuerpos abrazados, envolviéndose en caricias y beso, caldeando el ambiente, respirando la pasión, dio paso a una desenfrenada y contenida pasión.
Se amaron olvidándose del exterior, solo los dos, sus cuerpos desnudos y abrazados yacían entre las sábanas al amanecer.


Autora: Olga González Sobrín

lunes, 13 de abril de 2020

Mi amado corcel

Mi amado corcel, tú que me acompañas en mis paseos, trotas a mi alrededor mientras recojo flores. Resoplas y me rozas con tu hocico buscando mi atención. Vas y vienes galopando una y otra vez hacia mí, queriendo que juegue contigo, te sonrío y paso mi mano por tu crin, te beso en el hocico, y nuestras cabezas se unen en un golpe de ternura, me abrazo a tu cuello y te susurro al oído. Poso las flores en el suelo, me acerco de nuevo a ti y de un salto subo a tu lomo, me agarro a tu cuello y al oído te digo: ¡Vuela mi ángel, galopa, trota! Y juntos emprendemos la carrera. El aire en mi rostro, la liberación, la felicidad de ambos en ese galopar. Y a la vuelta, despacio, me recuesto sobre ti, abrazándome, sintiendo tus latidos.
Amado corcel, compañero de mis escapadas, amigo fiel. Te quiero, dulce animal, que acompañas mi vida. ¡Cuánta libertad tengo contigo y cuánto cariño me das!


Autora: Olga González Sobrín

El destino

Y los destinos de sus vidas los volvieron a juntar, intercambiados los papeles, distinto lugar, pero en ellos emanaban las raíces que los unirían para siempre.
Tanto recorrer, tanto sufrir, tanta vida en lugares equivocados y por fin, juntos.
De nuevo volvió el color, el renacer de un comienzo, ligados hasta el final, jamás se volverían a separar. 
Por fin, sus roces llegaron y su apoyo los agarraría de las manos hacia su nuevo sol.


Autora: Olga González Sobrín

sábado, 11 de abril de 2020

Desnuda bajo las sábanas

Desnuda bajo las sábanas, en mi mundo de sueños, sentí una brisa en mi rostro.
Mis sueños cambiaron y empecé a agitarme, mi corazón palpitaba.
Las sábanas se resbalaron, quedando mi cuerpo libre.
Besos y caricias empezaron a recorrer mi cuerpo, erizando mi piel.
Susurros me llegaban al oído, haciendo girar mi cabeza hacia ellos.
Dormida me di la vuelta, y aquellas sensaciones seguían, acalorándome, mis pechos dulcemente besados provocando gemidos en mí.
Abrí la boca y sentí tus labios, se deslizaron por mi cuello, mi torso, rodeando los pechos, bajando por mi vientre, subí mis caderas y seguí gimiendo.
No quería abrir los ojos, no quería que acabara.
Sentí tu peso sobre mí, mis muslos se separaron y en la locura de mis gemidos, desperté gritando tu nombre.
La habitación estaba vacía pero yo sé que tú estabas, de una forma que solo tú y yo sentíamos.
Volví a la cama, cerré los ojos con tu rostro hasta quedar dormida.


Autora: Olga González Sobrín

martes, 7 de abril de 2020

Truenos en el cielo

Los truenos estallaron en el cielo cubierto de nubes grises atravesadas por rayos, la atmósfera estaba cargada de una electricidad extraña. No caía lluvia alguna, ni granizo ni nevada. La oscuridad blindaba esa cúpula que nos separaba de los rayos del sol.
El ruido era tan ensordecedor que por mucho que nos tapásemos los oídos se escuchaba. Los cristales de las ventanas temblaban, las paredes parecían vibrar. 

La gente, en su casa, se abrazaba y refugiaba en un rincón. Nadie sabía que ocurría.
Por encima de aquellas nubes se llevaba a cabo una batalla entre ángeles, a consecuencia de un hecho insólito que había acontecido.
Un ángel se había enamorado de una mortal, él había sido su protector desde que era pequeña, siempre estuvo a su lado dentro de su invisibilidad. Hasta que un día rompió la regla y empezó a dejarse ver. La conocía tan profundamente que con una sola mirada sabía cuál era su estado de ser. Su bondad y ternura fue dejando huella en su corazón. Sí, ellos tienen corazón, se alegran cuando somos felices y se entristecen cuando sufrimos.
Necesitaba estar cerca de ella, protegerla y desde su alma, amarla. Y llegaron los encuentros casuales, quizás su aura la atrajera, quizás el amor que desprendía... Fuese lo que fuese, surgió el amor entre ambos.
Ajenos a los rumores que circulaban por el cielo, ellos proseguían con su historia de amor.
Y llegó el día en que la verdad saldría a la luz. Él le contó quién era, que le perdonara su engaño, que confiara en su amor. 

Decidió volver arriba pero esta vez con ella, surcó los cielos llevándola en sus brazos. Ningún mortal podía entrar allí y poner todo aquello en peligro.
Les estaban esperando, enojados y defraudados. Reproches recorrían el cielo, que en nuestros oídos eran truenos. Se movían airados de un lado a otro, descargando rayos de luz, sus alas se abrían y cerraban, sus miedos y desconfianzas hacían temer sobre su futuro.
Se lanzaron sobre él para hacerlo prisionero, ajenos a la muchacha que temblaba de terror. Ella lloraba y suplicaba su perdón, que solamente surgió sin querer el amor entre los dos. Rogaba sin ser escuchada, entre aquel revoloteo de alas. Hasta que una brecha se abrió bajo sus pies, cayó ante la atónita mirada de aquellos seres celestiales. Con ojos asustados caía a la tierra, mientras se alejaba de ellos.
Su ángel viendo lo ocurrido, se soltó de sus opresores y voló velozmente hacia ella, atrapándola en sus brazos. Y se elevó de nuevo hacia sus hermanos.
La dejo a un lado y se aproximó a ellos, llorando les imploró el perdón de ambos. Ellos estaban llenos de amor y no había nadie mejor que pudiera comprender lo que ellos sentían. Dejaría sus alas y se volvería mortal. Ellos tenían el poder de otorgarle, podían borrar sus recuerdos y dejarlos en la tierra como una pareja más. Se reunieron a parte, la atmósfera se hizo más respirable, los nubarrones estaban dejando paso a un cielo azul. Tras un largo debate, uno a uno, besaron la frente del ángel, por cada beso una pluma se caía, hasta que con el último perdió sus alas. Se despidieron de su hermano, le dieron su bendición.
El cielo se había vuelto de un azul muy intenso, brillaba. Y por la calle, iba caminando una pareja abrazada, sonrientes, planeando un futuro en común. Envueltos en un aura de amor. La gente les observaba al cruzarse, no sabían que era pero transmitían una paz celestial.
Vivieron felices, tuvieron hijos que les dieron nietos, y su amor pasó a las siguientes generaciones. Nunca recordó quiénes fueron, ni tampoco lo que sucedió aquel día. Pero nunca estuvieron solos porque un hermano veló por ellos.


Autora: Olga González Sobrín

lunes, 6 de abril de 2020

Añoro tu compañía


Añoro tu compañía cuando estás lejos de mí, mi alma se entristece y siento un pesar que me arrastra a una noche de desasosiego y profunda oscuridad. No puedo encontrar nada que calme mis miedos si no es tu presencia a mi lado.

Tiemblo sin saber por qué y miro atemorizada a mi alrededor, no sé lo que me ocurre cuando tú no estás a mi lado. Tantos miedos, tantas dudas y recelos.
Siento un palpitar tan irregular que emprende galopantes carreras según mis miedos crecen. Sudores fríos me acompañan y un fuerte dolor en mi pecho que me impide respirar.
Y en esta locura grito tu nombre, sintiendo mi vida irse en ello.
Y en esos gritos de terror, me despierto arropada entre tus brazos, susurrándome al oído palabras que calman mi pesadilla, para echarme a llorar en tu pecho mi pavoroso sueño. Respiro tu aroma, que junto tus latidos me serenan poco a poco, tus caricias por mi cabeza, tus besos en mi mejillas, otorgan esa paz que tú solo me das.
Esos miedos que tengo a que un día no estés, me atormentan porque no quiero perder lo que siento contigo, lo que tú me das, porque ambos nos hemos convertido en la vida del otro, porque tus palabras son mi comida, tus besos y caricias mi abrigo, porque tú eres el aire que respiro, porque nuestro destino nos unió.
Me acunas entre tus brazos y me dejo ir a la paz que solo tú consigues, esa que solo se consigue con el amor que me das.
Y en ese mecer yo te respondo que te quiero desde lo más profundo de mi ser, como solo yo sé querer, con el amor de una mujer enamorada y feliz por ser correspondida en su amor.


Autora: Olga González Sobrín

sábado, 4 de abril de 2020

Tanto amor

Hoy mi corazón está compungido, tiene tanto amor que dar, que rebosan todos los poros de mi piel.
Tengo ganas de llorar pero de alegría, no puedo imaginar un mundo sin él.
Duermo con su recuerdo, despierto con su mirada, camino y mis pensamientos son suyos.
SIEMPRE está conmigo, allá donde vaya, nuestras almas se unieron en un juramento, somos uno.
Como decir que amas como nunca lo hiciste, como decir que nadie te quiso así antes, como imaginar que mi sueño es realidad, como puede ser esto. Solo sé que nos amamos, que deseo una vida eterna con él, contigo me iré al fin del mundo, no puedo expresar todo lo que siente mi corazón, es inmenso. Te amo.


Autora: Olga González Sobrín

Mundo de silencios

Mundo de silencios y secretos. Todos queremos ocultar una parte de nosotros, por vergüenza, por miedo, infinidad de circunstancias.
Tengo uno, uno que quiero gritar, mi alma, mi corazón, mi ser, toda yo le pertenece.
Desde que nos encontramos, el destino ha hecho que una y otra vez nos una, de tal manera, que a día de hoy, somos incapaces de separarnos.
Nos miramos, nos sentimos en la distancia, sea de una manera u otra, sabemos lo que pensamos.
Lejos o cerca, nuestros cuerpos vibran, se desean, se buscan.
Amigo, amante,compañero, esposo, mi todo. ¿Cómo puede ser esto? Ambos nos preguntamos, estamos compenetrados que pocas palabras llegan.
Como decir un secreto, como describir tal sentimiento, como decir  que es mi tesoro.
Mi corazón, mi cuerpo, sueña y se va con él, lo acompaña en sus paseos, en su despertar, en su dormir, siempre.
SIEMPRE TUYA
Secreto a voces, como no voy a decir:"TE AMO".



Autora: Olga González Sobrín

viernes, 3 de abril de 2020

Sonó la música

Sonó la música y me arrastraste de la cintura para llevarme a bailar.
Sonriendo, me besaste el cuello y me dijiste:"vamos". 
Unimos las manos y con tu brazo fuertemente me apretaste hacia ti. 
La música sonaba y nuestros corazones empezaron a latir con un solo sonido, nuestras piernas se movían al unísono, nuestras miradas no tenían ojos para nadie más.
Bailábamos, sintiendo la música en nuestra piel, ajenos a lo que nos rodeaba, la pasión salió a flote, no eramos dos, eramos uno, mismo latido, misma respiración, solo uno porque en eso nos habíamos convertido.
Pasión, sensualidad, ternura en todos los movimientos y cuando la música cesó, nos sacaron de nuestro trance miles de aplausos y silbidos.
Nos miramos, sonreímos y nos besamos apasionadamente ajenos a la multitud.


Autora: Olga González Sobrín

jueves, 2 de abril de 2020

La manzana de Blancanieves

Cuántas veces soñamos tras morder aquella manzana de Blancanieves, encontrar a nuestro príncipe azul.
Hoy en día, podrás morder muchas, de todos los colores, de todos los sabores, grandes o pequeñas..., da igual, no es él.
Vas creciendo con cuentos hermosos de princesas con una final feliz.
Todas ellas tienen un corazón de oro y su vida no es bonita, siempre hay alguien que las ridiculiza, trata como criadas y las mantienen lejos de la sociedad.
En cierta medida, se parece a la realidad.
Todas las mujeres somos bellas, unas más que otras pero la belleza se encuentra en el interior.
Esta sociedad maldita, llena de hipocresía, de envidias, egoísmo, a éstas mujeres de gran corazón. les ocurre como a esas princesas en su niñez, luchan por sobrevivir, tienen sueños que el exterior intenta ahogar.
Son engañadas por falsos príncipes, que con sus palabras las hacen creer que es él, y al final, tu corazón rompe.
Dejas de creer en los cuentos, desconfías, no quieres llorar más, sigues a tropezones.
Hablan del karma, cada cual recibirá lo que haya dado. No lo crees, hasta que empiezas a comprobar.
Y de ver algunos de ellos, me rozó a mí, de la nada, de una casualidad, apareció un hombre, desconfiada, no le dejaba llegar a mí. Pero el karma designa y tenía que ser él, el príncipe que me despertaría tras morder la manzana. Y así fue, pese a todo, mi cuento cobró vida, recompensada en el amor pero no uno cualquiera, un amor verdadero.
Mi príncipe me despertó. Y ahora sé el significado de TE AMO.
Te amo mi querido esposo.


Autora: Olga González Sobrín

Carta a los míos

La vida me ha castigado injustamente, una y otra vez. Cuando salía a flote, volvía a golpearme con su puño de nuevo.
He luchado por todos, nunca pensé en mí: la familia, los amigos, el trabajo... para que al final todos ellos me dejen en la soledad.
Me he entregado al amor plenamente y solo han sabido romper mi corazón. Uno me hundió en la miseria, haciéndome creer que era nada. Después, sólo han roto un poco más.
Me voy, no os preocupéis por mí, estaré bien.
El destino ha puesto en mi camino a un hombre, que está siendo mi ángel, mi medicina. Él vive para mí, me veo en sus ojos reflejada y mi corazón ha cicatrizado y ha vuelto a latir con fuerza.
Lo amo y con él estoy segura.
No os preocupéis por mí, estaré bien. Los sufrimientos que he tenido, han sido compensados.
Empiezo una nueva vida junto a él. Por fin, SOY FELIZ.


Autora: Olga González Sobrín

miércoles, 1 de abril de 2020

Cierro los ojos para recordar

Cierro los ojos para viajar en mis recuerdos y descubrir cuánto te amo. No puedes imaginar qué emociones hay dentro de mí. Cada imagen que sacude mi mente, acelera mi corazón y se me hace un nudo en el estómago.
Tiemblo al recordar tus besos en mi cuello. Mi piel se eriza y mi respiración se agita. Tus caricias por mi espalda desnuda, tus labios saboreando mi piel. Erotismo en estado puro. Me agito temblando y esperando ese dulce placer que provocas en mí.
Recuerdo tu mirada en mí, la luz de tus ojos. Tus labios aterrizando en los míos, para envolvernos en un abrazo apasionado que detenía el tiempo.
Recuerdo nuestros pequeños paseos junto al mar, acaramelados, mientras hablábamos de nuestras cosas y nuestros pies desnudos se mojaban en el ir y venir de las olas.
Con los ojos cerrados me pierdo en nuestros recuerdos, con el corazón desbocado y empezando a arder.
Deseo que transcurran las horas para poder resguardarme en tus brazos, y dar rienda suelta al amor que siento por ti.


Autora: Olga González Sobrín

Mis mañanas

Todas las mañanas salgo a pasear, sola pero conmigo hay una presencia que acompaña mis pasos.
Paseo entre las sombras de los árboles, escuchando los trinos de los pájaros y soledad.
Camino que me lleva inmersa en mis pensamientos, ajena a los ruidos de la civilización, y sigo notándolo, él está.
Sopla una brisa que mueve sus ramas, indicando mi camino a seguir, me acaricia la cara, siento amor, siento paz.
Los pájaros han cambiado su melodía, un hermoso cantar tienen, los rayos del sol señalan una senda y la brisa me arrastra hacia ella.
Prosigo el camino, mi corazón late deprisa, ¿qué me ocurre?, ¿qué sucede?. 
Sigo, tengo que seguir, mi cuerpo parece que vuela, mis pies no rozan el suelo, no puedo más, corro y corro, hasta llegar a un claro.
Me detengo, lloro, sonrío, ... y echo a correr para lanzarme a sus brazos. Siiii, eres tú, no es un sueño, me abrazo a ti como si la vida se me fuera en ello.
No hay descripción para momento tan bello, por fin, nuestros latidos se unieron en una canción, emprender el viaje juntos.


Autora: Olga González Sobrín