Sonaba un violín en la noche. La dama deslizaba el arco por las cuerdas y las arrancaba una dulce nana que llenaba la estancia.
La letra surgía de su corazón enamorado.Su esposo y su hijo llenaban su vida. El amor que por ellos sentía hacía brotar la magia.
La Luna, que la oyó, se acercó a su ventana y capturó la imagen del padre mientras acunaba al pequeño. La Luna se mecía al son de la nana. Las luciérnagas emitían su luz como estrellas. Todo giraba en torno a la melodía. Y desde el mar las olas quisieron mezclarse en la nana. En la lejanía una sirena también cantaba. El niño dormía en brazos de su padre. El violín y la voz de su madre, lo envolvían en un dulce sueño. La Luna, embelesada, rogaba al día que no llegara, pues no quería que la canción acabara.
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