jueves, 23 de enero de 2020

Buscaba la soledad

Sentada a la orilla del mar bajo las estrellas curiosas, buscaba la soledad de la noche para hablar con su querida Luna. Le contaba sus secretos. Ella la escuchaba atentamente, sonreía viendo su felicidad, mientras desgranaba las experiencias del día, sus idas y venidas, sola o acompañada.
A veces, su querida Luna la observaba. Otras, le hablaba y le sonreía. La luz de su magia la había tocado y quiso recompensarla por sus penas y luchas. Ella se acercó para acompañarla, para seguir una senda. Ella le decìa: "¡Ánimo, dulce niña!, no todo van a ser penurias. Tú corazón es fuerte, toda tú lo eres. ¡Déjame que te toque!, ya es tu hor, dulce niña"
¡Ay!, mi querida Luna, siempre atenta a mi, te quiero. Eres mi consuelo y mi alegría, siempre conmigo, haciéndome compañía en las noches largas en mis sueños, en mi vida.


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