martes, 2 de febrero de 2021

Confinamiento

 Los días se hacían largos en aquella cuarentena sin fin. Todos los días misma rutina: levantarse, aseo, desayuno, las tareas de la casa, comida,... ¡ayyy, todo igual!

Pero algo cambió, él empezó a fijarse en mí. Me empezó a mirar desde su rincón, lo veía y me sonrojaba. Le preguntaba por qué me miraba así. Su contestación: una sonrisa.

Me fue dejando pétalos de rosa en los rincones de la casa, para que los siguiera. Me llevaban a él, donde era recibida con un tierno beso.

Otro día, se levantó antes de que yo despertara, me llevó el desayuno a la cama. ¡Qué rico, un chocolate! Me agarré a su cuello y lo besé.

Me venía a buscar a la cocina, me agarraba de la cintura, besaba mi nuca y me decía: ¡vamos a bailar! Y la cocina se convirtió en un gran salón de baile.

Las noches se nos hicieron eternas. Recuperamos la pasión. Llegó a rincones insospechados, me provocó tantos placeres que tenía dormidos.

Este confinamiento me ha devuelto al ser que tanto he amado, pero con más ternura y amor. Recuperé a mi marido, dimos vida de nuevo a este matrimonio.

Y para sorpresa nuestra,queremos seguir en nuestro confinamiento para disfrutar de nuestro despertar.

Dice un refrán que no hay mal que por bien no venga, y que razón tiene.

Amo a este hombre más que nunca. No quiero que esto acabe.



No hay comentarios:

Publicar un comentario