Vivo una película de eterna felicidad para toda la sociedad cercana a mí. Todos ven un rostro feliz con una sonrisa para todo el mundo y nunca una mala palabra hacia nadie.
Siguen mis pasos allá dónde voy, no porque sea famosa, sino por mi personalidad, mi bondad, estar siempre dónde lo necesitan. Cualidades que he ido adquiriendo en los años de mi vida.
Sé que me aprecian mucho, incluso algunos me consideran como una hija o hermana.
Sé que una palabra mía pidiendo ayuda haría que algunos se prestaran a ayudarme sin pensárselo dos veces.
Pero ahora, solo el espejo sabe como me siento, me miro en él y lágrimas descienden por mi rostro. Siento un ahogo en mi pecho que me impide respirar, siento una necesidad de gritar a los vientos mi pesar pero solo consigo derramar lágrimas que parecen inagotables.
Sin embargo nadie sabe, como ahora, que las lágrimas descienden inagotables por mi rostro. En mi soledad sufro saber que mi final está cerca, he querido luchar contra esta maldita enfermedad y los médicos no me han dado solución porque no la tiene. Su consejo: arreglar todo y despedirme de mis seres queridos.
Quiero gritarle a ese Dios del que todos hablan,para que me diga porqué me roba la vida ahora.
Tengo sueños, muchos sueños, quiero ser madre y ver crecer a mis hijos, ver jugar a mis nietos. Quiero ver como se forman las arrugas en mi rostro. Quiero esa casa con jardín para la que llevo ahorrando tiempo. Quiero ascender en el trabajo. Quiero estar en la vida de los amigos, a los que quiero y ayudo.
Aún me quedan muchas cosas por hacer, pero me han acortado el tiempo a un par de meses o quizás menos. No sé cómo enfrentarme a este final, si encerrarme y dejarme ir, o decirlo abiertamente y disfrutar de mis días junto a los que me quieren. Pero no quiero hacerles sufrir ni quiero dar pena, quiero que me vean como siempre.
El espejo me devuelve el reflejo de las lágrimas que no cesan, muestra el dolor que me corroe y la vida que se va yendo.
Me quitaré este maquillaje, me daré un baño, me acostaré en la cama y consultaré con la almohada mi decisión. Mañana será otro día, uno menos en mi cuenta atrás pero creo...,que lucharé.
Autora: Olga González Sobrín
No hay comentarios:
Publicar un comentario