domingo, 16 de febrero de 2020

Años de trabajo

Llevo años trabajando para ti, desde la primera luz del día hasta el anochecer.
Nunca me he quejado, te he sido fiel. Desde que llegué a tu hogar he aprendido todo aquello que me enseñaste. Cuando era joven tus pequeños jugaban conmigo, tiraban de mis orejas o la cola, subían a mi lomo y paseábamos.
Han pasado los años y he envejecido, me siento débil, ya no veo bien. Me demoro en el camino pero sigo sirviéndote fielmente, lo que más me duele son tus gritos, tu látigo en mi piel, tu incomprensión hacia mí cuando mi vida ha sido para servirte.
Arrastro mis patas patas para tirar del carro que cargas sin piedad, mi cuerpo se resiente y busco descanso en las paredes para seguir mi camino. Lloro desconsolado, sabiendo de tu desprecio.
Recuerdo tus caricias y alabanzas cuando era joven. Me premiabas. Con mi hocico buscaba tu mano esperando tu aprobación, con un rebuzno te saludaba feliz. Presumías con tus amigos de lo fuerte y listo que era, todo orgullo para ti.
Y mi recompensa a tantos años de servidumbre son ahora latigazos. Ya no te sirvo como tú quieres pero sigo siendo tu fiel burro. No huyo cuando me pegas, no puede serte más leal.
Veo que mis últimos días están cerca y me arrastro con dolor hacia ellos, mis penas me acompañan pero siempre estaré contigo aunque tú ahora seas así.



Autora: Olga González Sobrín

No hay comentarios:

Publicar un comentario