miércoles, 22 de enero de 2020

Nochebuena




En un día tan especial como hoy, las personas nos acordamos de la gente que nos ha dejado pero sigue en nuestros corazones; los que viven lejos y no pueden venir. Pero todas ellas tienen un asiento en la mesa.
Una noche especial dónde los niños se acuestan nerviosos esperando a Papá Noel y los padres ansiosos por dejar los regalos bajo el árbol y ver sus caras en la mañana.
Fecha en la cual, nos felicitamos la Navidad, unos personalmente, otros vía mensajes o cartas, y en las redes sociales dónde conocemos a infinidad de personas repartidas por todo el globo terráqueo, amistades que surgen y con un hola diario se van conociendo, estableciendo un cariño especial, aunque nunca se hayan visto.
El ambiente navideño recorre las calles y centros comerciales, las personas corren buscando los mejores regalos y el mejor plato para la mesa. A veces, se olvidan que no se necesitan tantas cosas para ser feliz.
La magia alrededor de la mesa con sus risas y bromas, miradas de amor y ternura, la sensación de felicidad y paz que se materializa en ese momento. Complicidad entre los comensales en la noche, disfrutando de la familia toda reunida. 
Ese amor, cariño, ternura, paz, alegría son los sentimientos que persigue el espíritu de la Navidad.
Mi felicidad es ver a todos reunidos en la mesa, verlos sonreír y disfrutar de una buena charla. Ver que están bien, que su vida va bien encaminada, me da paz. Y en el asiento vacío, sé que él nos acompaña brindando con nosotros por un año más para poder reunirnos de nuevo. 
Miro a mi alrededor y tengo todo lo que quiero, a mi esposo, a mis hijos, a mi madre, hermanos y tío, y en mi corazón, a mi padre que nos vela. El amor que siento por ellos es el mejor regalo que tengo.
Y a vosotros que me leéis, os deseo una noche maravillosa con vuestros seres queridos, qué esté cargada de magia y llena de amor.




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