jueves, 23 de enero de 2020

Estoy contigo

Un día nos juramos amor eterno, ajenos al destino que nos esperaba. Todos mis recuerdos son tan bellos que es difícil escoger uno como favorito porque todos son especiales.
He sido la mujer más feliz en la tierra, tan amada y protegida que estaba envuelta en una paz que absorbía toda atmósfera negativa.
Como una niña pequeña he sido complacida, no me faltaba el más mínimo detalle. Siempre tenías una sorpresa para mí con un despertar tan tierno, lleno de besos y caricias, de juegos de amor entre las sábanas, para luego iniciar la búsqueda de ese regalo que habías escondido para mí.
Era una infinita luna de miel. Todos los días los hacías especiales, me enamorabas otra vez. Te amaba tanto que tu lejanía me provocaba ahogo, desesperación hasta que regresabas y en ese momento me refugiaba en tus brazos y olvidaba todo lo sufrido.
Pero no sé qué pasó. Un día desperté y no me veías. Te llamaba, gritaba tu nombre y no ocurría nada. Desde entonces estás ausente, inmóvil. Pero estoy a tu lado, te amo tanto que no me puedo ir. Me duele tanto ver cómo cada día te hundes en ese mundo gris, cómo la luz de tus ojos deja de brillar, me duele tanto ver que no quieres vivir.
Te arropo en la noche, te susurro palabras de consuelo, camino a tu lado pero no notas mi presencia, solo en tu sueño y es ahí dónde me refugio contigo y te pido que luches por vivir, que no te encierres en esa coraza de tristeza y pesar. No fue tu culpa. El destino lo quiso así. El  aneurisma no avisa, solo ocurre.
Cariño, te quiero y te querré siempre. Me duele tanto verte así. Te pido que reacciones y salgas adelante por mí. Tendremos nuestro momento para reunirnos otra vez, pero ahora ¡Lucha, vive! Abre tu corazón de nuevo, pues tienes mucho que ofrecer todavía. Yo seguiré velándote día a día como tú lo hacías conmigo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario