Recorrió los senderos del amor, siguiendo tras sus pasos. Las huellas desaparecían, la noche las borraba, su corazón se encerraba en un puño. Él se había ido y sola la dejó.
La noche se hacía fría, el viento helado la recorría.
Ella a la noche gritaba: "¿Dónde estás amor mío? Me has dejado sola."
El viento llevó su grito hasta oídos de él. Se giró, regresando tras sus pasos. Pero tarde llegó, la noche se la había llevado.
Y en la oscuridad, él gritó su nombre, pero ella no respondió.
Autora: Olga González Sobrín
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