Echa la mirada atrás, allí está su razón de vivir. Llora, no puede, ambos se necesitan. Mira a la Luna y, en una ráfaga de luz, comprende que es su felicidad, su recompensa a tanto sufrimiento.
Coge los remos y retrocede su camino, con una mirada nueva, una sonrisa en los labios y con un corazón lleno de esperanza y amor.
Rema, rema, hasta llegar a la orilla. Ya sabe qué hacer con su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario