Hace tiempo que viene rondándome la muerte. Viene toda elegante con su traje negro y una flor blanca en la solapa.
Coquetea conmigo sin que yo pueda evitarlo. Intento huir pero siempre me encuentra.
Me susurra palabras al oído que me ponen los pelos de punta. Quiere llevarme a su terreno y yo, intento alejarme.
Juega acariciando mi piel provocándome escalofríos. Mi cuerpo que está cubierto por sólo piel, se tensa ante su contacto.
Me lleva ante el espejo para que vea mi reflejo, y me devuelve la imagen de una mujer que ha llegado al final de su etapa. La belleza que despertaba envidias se ha quedado en un recuerdo.
Viene todos los días, esperando a que acepte, pero no puedo irme todavía, necesito más tiempo.
Sin embargo, estoy alargando una agonía que no me lleva a ninguna parte.
Hace tiempo que estoy sola, porque se olvidaron de mí. Me he convertido en un número que cobra una pensión. Por mí nadie se preocupa.
Y aquí viene de vuelta la muerte. Cada día más conquistadora, cada vez más envolvente. Ya no me provoca repudio, siento más atracción por ella, que me siento rejuvenecer.
Sus palabras me engatusan, me hacen vibrar. Ya he decidido dejarme llevar.
Me ha prometido descansar en completa felicidad. Se acabó mi soledad, mi dolor. Ya no habrá más.
La muerte me ha prometido paz.
Autora: Olga González Sobrín
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