viernes, 5 de junio de 2020

Te fuiste

Llegó el día y te fuiste de mi lado. No podía aguantar el dolor que sentía, mi corazón se desgarraba, mis lágrimas no me dejaban ver, pues se convertían en un manantial que me impedía mis ojos abrir. 
Mi pecho dolía, me faltaba el aire, me ahogaba sin ti.
No estaba preparada para tu ida.
Me encerraba en la habitación, acurrucándome en la cama, me envolvía en las sábanas que habían sido testigos de nuestro amor, intentando absorber hasta la última gota de tu olor.
No sabía como calmar mi dolor, no podría vivir sin ti. Deseaba ser la bruja que te conquistó y bautizaste con "tu brujita", la que te había hechizado.
Apretaba mis puños y deseaba con fuerza:"soy una bruja, soy una bruja, soy una bruja...".
Un atardecer me fui al acantilado, me senté en el borde y grité:"¡no soy bruja, no te puedo traer, maldito seas por abandonarme!". Y aquella noche ocurrió algo inesperado. Se formó una bruma azulada y comenzó a envolverme, lejos de asustarme, me tranquilicé. Empecé a oler tu perfume, y la bruma adquirió tu forma. Habías vuelto a mí lado, me envolvías en tus brazos, besabas mis labios, mi rostro, secándome mis lágrimas, cerrando la herida. Tus palabras llegaban como caricias: "Mi brujita nunca me he ido, estaré contigo siempre, siempre. Nos hicimos juramento eterno y lo llevo más allá de la vida. Te amo, te amaré, no lo olvides mi amor, tuyo siempre".



Autora: Olga González Sobrín

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