Y el sueño se hizo realidad, llegó el día de caminar juntos. Cogimos la maleta y tomamos rumbo a nuestro paraíso, agarrados de la mano, sin mirar atrás, caminamos hacia ese horizonte, con los rayos del sol iluminando nuestros pasos.
Sonrisas, susurros, abrazos, besos... Nos envuelve una felicidad y una dicha que nunca sospechamos alcanzar.
Y por fin llegamos a nuestro destino, la casa de nuestros sueños, rodeada de naturaleza, del sonido del río, del cantar de los grillos.
No sentamos juntos, abrazados, observamos las estrellas, y al ver una estrella fugaz nos miramos sonriendo y nos besamos dulcemente.
Entramos a la alcoba, nos acostamos en nuestro lecho, nos amamos sin prisa. El amanecer nos sorprendió abrazados con los rayos del sol acariciando nuestros cuerpos desnudos.
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