Sintiendo su ternura, su amor, ella se dejaba llevar. No podía suponer que fuera así de intensa la sensación.No podía creer que ella pudiera sentir aquella magia, aquél sentimiento del que tanto había oído hablar y que ahora descubría.
Sí, sabía que para ella era especial, su piel vibraba sobre sus manos y no podía apartar su mirada de él, su corazón porque toda su piel vibraba al tacto de sus manos y no podía separarse de él. Lo amaba, sí, lo amaba.
Ella lo acariciaba, deslizaba su mano por su pelo, sus mejillas y no podía evitar que sus labios buscarán los suyos.
Ahora, por fin, sabía lo que era amar de verdad. En aquel momento decidió que su vida, su todo, era él.
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