jueves, 20 de febrero de 2020

Mi pequeño guerrero

¡Hola mi pequeño guerrero!
Nunca imaginaste en el vientre de tu madre, donde ibas a nacer. Allí te sentías protegido, ajeno a gritos, lamentos, explosiones, a todo lo que se cocinaba ahí fuera.
En el desgarro de dolor y lamentos llegaste al mundo, con tus bellos ojos inocentes miraste a tu madre por primera vez, ella te acariciaba tu pequeña carita sonriendo y triste por tu futuro.
Tu madre te alimentaba, te acunaba, aunque tú notabas sus sobresaltos ante los disparos que se oían. Te escondía de los hombres que entraban en los hogares llevándose personas, grandes y pequeños, ella sabía que unos no volverían jamás y otros perecerían como guerrilleros.
Creciste entre las piernas de tu madre, jugando feliz, a salvo de ese mundo hasta que aquella tarde echaron la puerta abajo y no pudiste esconderte. Ante los alaridos de tu madre te arrastraron a la calle y te llevaron con ellos.
Y hoy te veo, mi pequeño guerrero, tu alma de niño y tu aspecto de hombre.
Esas alas de pequeño ángel son las que tu madre desea que te protejan, que te hagan volver con ella pero el rifle al que te han atado, han hecho de ti un esclavo en una guerra a la que no perteneces.
Te mantienes a la espera de unas órdenes que has de acatar, sin saber que el destino pueda hacer que sea el último. Y en tu mente, solo piensas en jugar, en abrazar a tu madre, en volver al calor de tu cama en tu hogar.
Y aquí estoy, te veo, y me uno a los rezos de tu madre para que puedas regresar sano y salvo junto a ella. Deseando que esas alas te traigan de vuelta, al niño pequeño no al guerrero.
Vuelve pronto.


Autora: Olga González Sobrín

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