En las horas muertas de la noche, una mujer caminaba por la orilla de la playa, meditando sobre las cosas que habían
acontecido en su vida. Bajo un manto de estrellas, envuelta en la luz de la Luna, caminaba
mirando atrás. Su pensamiento le llevaba a recordar los momentos felices y los dolorosos. Sopesaba las experiencias que le había dado la vida.
Pero en este presente, su corazón malherido, por fin cerraba la puerta al pasado y sonreía, porque sabía que en la distancia él velaba por ella...
Y la mujer, con sus manos alzadas alcanzó la Luna, sosteniéndola para darle las gracias por ponerlo en su camino. Acercando sus labios a la Luna la besó y desde su corazón pensó:" Espero que te llegue, vida mía"
Y la mujer depositó la Luna en el cielo, y la dejó iluminando la noche junto a las estrellas. Después siguió andando por la orilla, bajo la atenta mirada de la misteriosa Luna.
Pero en este presente, su corazón malherido, por fin cerraba la puerta al pasado y sonreía, porque sabía que en la distancia él velaba por ella...
Y la mujer, con sus manos alzadas alcanzó la Luna, sosteniéndola para darle las gracias por ponerlo en su camino. Acercando sus labios a la Luna la besó y desde su corazón pensó:" Espero que te llegue, vida mía"
Y la mujer depositó la Luna en el cielo, y la dejó iluminando la noche junto a las estrellas. Después siguió andando por la orilla, bajo la atenta mirada de la misteriosa Luna.
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