Mi cabeza no deja de dar vueltas a infinidad de cosas que pasan por ella. Hace tiempo que no me encuentro bien. No sé qué me ocurre pero siento dolor, una necesidad de gritar pidiendo ayuda. Me ahogo en este entorno que tengo, que va cubriéndose de una nube gris, aunque intento ahuyentarla, ella me sigue envolviendo sin dejarme respirar.
Hace tiempo que noto mi corazón sufrir, mis ojos se humedecen y busco un rincón donde llorar. No quiero que nadie me vea así, nadie puede ayudarme porque soy yo quién ha de solucionarlo. Intento cómo puedo superar este bache que tan devastada me trae, con este dolor en el pecho y esa sensación de falta de aire.
Miro a través de la ventana al exterior, intentando alegrarme con su visión pero el cristal me devuelve un reflejo que no me agrada nada. Escapo de la ventana e intento entretenerme con otra cosa para que mi mente deje de pensar, que pueda descansar durante un breve momento, solamente eso le pido. Pero no, ahí está el problema, sigue asomándose, acosándome en mis sueños sin dejarme dormir. El espejo me devuelve una imagen ojerosa, una mirada muy triste que taladra más mi alma. Quiero evadirme de esta herida que me atormenta día y noche, y me está robando mi paz.
Autora: Olga González Sobrín
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