Su mirada perdida en el espacio, sus lágrimas como lluvia cayendo en campo de amapolas. Intentando dominar su llanto se agarra a la vida.
Con ojos lagrimosos, pero deseosos de encontrar un rayo de esperanza, aparta negros nubarrones para poder encontrarla.
Su corazón late herido, buscando respuesta a una extraña enfermedad que le nubla alma.
Su mirada se vuelve súplica, sus labios un ruego. Quiere arrancarse ese dolor y hacer desaparecer la herida.
Días grises que se acumulan, dando lugar a meses. En el fondo de su ser está la esperanza de un arco iris sobre un hermoso campo de amapolas por donde deslizar sus delicadas manos, mientras los rayos de sol iluminan su cara.
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